Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.

viernes, 24 de agosto de 2007

CHAU MAESTRO ZACARÍAS

Lanusense, ferroviario, gardeliano, ganador. Cuatro credenciales que describen sin vueltas al maestro Santos Zacarías: maestro sí, por derecho adquirido en el riel de los gimnasios durante una vida entera dedicada a su pasión vital. "El mío va a ser campeón del mundo, Macho", fue el latiguillo del no tan loco Zacarías, una vez que apostó sus humildes fichas a la enseñanza, cansado de fajarse en desventaja con rivales demasiado complicados, como Kid Cachetada (Antonio Lucero), quien le dio -según su confesión- una golpiza como para no probar de nuevo. Antes de Zacarías triunfador, hacedor desde los primeros palotes, padre y consejero entre round y round de adolescencia, fabricante absoluto de dos sólidos campeones del mundo: Sergio Palma y Juan Martín Coggi, y de nobles productos como Sicurella y tantos otros, antes de todo eso, hubo un Zacarías audaz y temerario, capaz de lo que fuese con tal de sacar tajada para cualquier pupilo suyo, como Enrique Jana, a quien llevó desde amateur hasta el umbral del título welter junior CMB frente a Bruno Arcari. Fue con Jana, en una pelea ante un tal Carlos Martiarena en el club Estrella Roja de Lanús. Prevenido del posible robo en un fallo por puntos, Santos puso como condición elegir el árbitro, y colocó en ese lugar a su amigo Alberto Javier, con la recomendación expresa de levantar el brazo de su boxeador aunque anunciasen su derrota. Y así ocurrió. "¿Quieren ver las tarjetas", gritó Zacarías en el centro del ring, en medio de un tumulto de película. "Yo les voy a mostrar las tarjetas, pero las de defunción", volvió a desafiar, tras lo cual peló desde el hueco de la toalla un revólver descargado y provocó el desbande que puede imaginarse. Jana ganó esa noche legítimamente, como en el fútbol cuando después de un gol se reanuda en mitad de cancha: andá a reclamarle a Gardel o al hincha número uno del Mudo (el propio Santos). Después, sin perder un gramo de carácter, sin aflojar ante nada ni nadie, Zacarías subió al piso mayor con sus alumnos más aventajados. Palma noqueó en Estados Unidos y Coggi en Sicilia, como resultado de años y años de soportar al maestro bajo la lluvia, con 40 de temperatura, con 15 bajo cero, trotando a los 70 años. Sólo le faltó cantar.(Del libro "Narices Chatas", de Enrique Martín). Homenaje a Santos Zacarías (1924-2007), el día de su fallecimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Adhiero al homenaje al viejo Santos. Un fenómeno para enseñar boxeo y un fenómeno de tipo. Ojalá todos fuéramos un poco locos como él.
Roberto Mansilla

Anónimo dijo...

no alcanzan las manos de un mana que supern la maestria para enseñar y sacar campeones mundiles com santos hacedor desde que entraban al gimnacio hasta que varios salieron campeones mandialesfue estraordinaro maestro y un magnifico rincon inconparable mi mmodesta opinon santos hermida y y el manayer de monzon no puedo acordarma el apellido fueron los mejoressin niguna duda desde que entraban por primera a un gimnasio hasta qu muchos de sus pupilos saliron campeons mundiales creo que fui uno de sus mejores amigos peter filgueiras