Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.

martes, 25 de mayo de 2010

JUNTOS Y SEPARADOS

* Primero, una aclaración. El Teatro Colón, como ícono cultural, es de todos los argentinos. Especialmente de aquellos que, desde mañana, formarán fila tres meses antes para adquirir entradas que les permitan el acceso al "Paraíso", es decir el último piso del teatro, donde siempre concurrió el pueblo afecto a la música clásica y a la ópera, absolutamente alejado de la alta burguesía paqueta de las plateas, y hoy aun más, de la farándula ignorante que todo lo ensucia. Esto es, no hay nada contra el Colón. Bienvenido sea.

Ahora, ayer 24 de mayo, las tres imágenes básicas de la Argentina de siempre.

* Adentro del teatro, 2.700 personas: la clase alta, los famosos, los funcionarios conservadores y reaccionarios (más algún invitado distraído), la obscenidad de la TV privada preguntando boludeces a boludos que jamás fueron ni volverán a estar allí porque no les interesa. Todos bajo la batuta de Mauricio y de Ricardo Fort. Son los que tienen plata y rating, a falta de neuronas, junto a los empresarios que también disfrutaron con smoking. Allí adentro, los únicos extranjeros parecen ser los artistas, a quienes nadie presta atención. Ni el público selecto ni la TV basura.

* Afuera del teatro, 10.000 personas observando el espectáculo proyectado sobre las paredes, una suerte de pantalla gigante para no invitados que quisieran llegar a serlo pero nunca lo conseguirán, es decir, la clase media zonza y liberalota, despreciativa del pueblo y socia de las elites dominantes. Nunca les darán una butaca, aunque nadie les quitará la ilusión de pertenecer algún día. Por ahora, cerca, pero afuera, como siempre. Y lejos de las masas, que son feas.

* Finalmente, a doscientos metros de allí, 1.500.000 personas (multiplicadas por cuatro días en la misma proporción) que gozan de un espectáculo popular de folklore, tango y rock. Que inundan el paseo del Bicentenario, que se emocionan con los desfiles de los pueblos originarios y con el de los soldados de nuestros primeros regimientos libertarios. No hay edades allí. El número no es importante. Es el innúmero, la ola, el aluvión humano, je, las banderas de la Patria que parecían condenadas al ropero. Es el despertar acaso, un soleado despertar, como el de este 25de mayo que nos encuentra unidos y separados. No está mal. Ellos, los de la elite, los mediocres, los dueños del poder económico, los sin Patria o los vendepatria, como se prefiera, ellos, lo quisieron así. El Pueblo está en otra cosa, en su celebración. Pero está cerca. Vigilando.

miércoles, 19 de mayo de 2010

LAS MANOS COMO PATIOS


1975-2010

Ciego por capricho y santo por vocación

cantó su tristeza de manos entreabiertas

y regazo gastado de acunar su jaula.


(A Aníbal Troilo, en el 35º aniversario de su vuelo).