El virus liberal inoculado por el mitrismo y su hijo natural, La Nación, sigue haciendo estragos hasta en los lugares menos imaginados, esto es, por ejemplo, en la que debería ser la casa de sus opuestos.
Sabemos que el Banco Central tiene en carpeta (obviamente por consejo de los K) hacer una modificación de fondo en las imágenes que ilustran nuestros billetes de curso legal.
Aparentemente, la idea es llegar al Bicentenario “sin confrontar”, “buscando la unidad” o “siendo todos hermanos”, una paparruchada que los mismos K desmienten (y con razón) cada vez que tienen un micrófono a mano. No somos todos hermanos ni somos todos iguales. Un peón de campo no es Luciano Miguens. Un obrero de la construcción no es Carlos Blaquier. Y un nacional popular no es un liberal.
En nuestras escuelas y en nuestra UBA jamás repararon en esas diferencias y siguen enseñando la historia oficial (liberal, mitrista), sólo oponiéndole el pensamiento marxista cuando no hay dictaduras, o nada, cuando las hay.
Aquí teníamos (acaso todavía tenemos) una buena oportunidad de igualar. Sí, con los billetitos. Borrar a Mitre, a Roca y a Sarmiento, si es que somos nacionales y populares. Y dejar a San Martín, a Rosas y a Belgrano. Obviamente, eso sería mal visto (y con razón) porque la armonía debe reinar.
Aquí no parece tan mala la idea de correr del papel moneda a TODOS y reemplazarlos por artistas o científicos, como se ha anunciado recientemente. Pero otra vez falla la cabecita, nublado el pensamiento por el inefable virus de Bartolo.
¿Qué artistas o científicos colocar? ¿Cómo quitar a los próceres y a los “próceres”? Parece que el mecanismo está elegido. Y es más absurdo que ver a Macri jugando un picado en la Villa 31.
Vemos que los artistas y científicos elegidos (intachables en sus menesteres) pertenecen TODOS al campo de la ideología LIBERAL. Así, los escogidos por los cráneos del Central con el (”dejá, que importa”) seguro aval de los K, serían JORGE LUIS BORGES, ADOLFO BIOY CASARES, ASTOR PIAZZOLLA, BERNARDO HOUSSAY Y RENÉ FAVALORO.
No hay nada contra ninguno de ellos, pero así la gama de billetes, ideológicamente hablando, quedaría totalmente desbalanceada. Por ejemplo, nada impide pensar también en JOSÉ HERNÁNDEZ, LEOPOLDO MARECHAL, ANTONIO BERNI, CARLOS GARDEL (verdadero unificador), RAMÓN CARRILLO, HOMERO MANZI O EL DOCTOR ESTEBAN LAUREANO MARADONA. No para quitar a todos los demás, sólo para entremezclar con algunos de ellos. Y si hay seis billetes de curso legal, pues bien, que sean tres y tres. Pero no. El Banco Central, con aval K, también lleva la cucarda de la Sociedad Rural, y ni siquiera se dio cuenta. Sus funcionarios, digo.
El colmo de este tema, que parece secundario o menor, pero no lo es porque hace a nuestra idea de Nación, es que no reemplazarían todos los billetes al mismo tiempo. Comenzarían (seguro que por sorteo salió así, ja) con el papel de 20 pesos que lleva la efigie de Juan Manuel de Rosas ¿Y si empezáramos con el de 2 pesos, que tiene la carita de Mitre y es además el de menor valor (no en todo sentido, claro…)? Pero no. Otra vez el virus.
Hace un tiempo hubo una movida fuerte para cambiar el rostro de Julio A. Roca por el de Juana Azurduy en los billetes de 100 pesos. Ya nadie lo recuerda. Era un merecido homenaje a las mujeres argentinas del pensamiento nacional. Parece que el tema quedó en el olvido también.
Un día no muy lejano, los Kirchner entenderán por qué hicieron un buen gobierno pero casi nadie los quiere. Es que hay que ser. Pero también parecer. Y no tener vergüenza, como cuando Néstor está por decir “peronista” y dice siempre “progresista”. Es el virus de Bartolo, vivito, coleando, enfermándonos hasta en “tonterías” como ésta.
Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.
jueves, 26 de marzo de 2009
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