De pronto, la breve y grasienta pantalla dominada por el cielo azul de Manhattan, toma el color de la pared en el vencido bar que le sirve de soporte. En un segundo, la polvareda sale del cuadro y cubre de blanco helado los campos de Malvinas, los ojos asombrados de ochocientos cadáveres argentinos. Enseguida es morada y violeta sobre el amarillo de cien mil rostros y sobre el ya nunca verde de las plantas en Hiroshima. A un paso, revienta de naranja y de napalm encima de millones de vietnamitas que corren desnudos por la carretera. Ahora es gris interminable bajo las tribunas del estadio nacional de Santiago de Chile, mientras las rojas manos de un cantante son presa del serrucho y luego contenido de un balde. Finalmente, es negra como la milenaria noche de la suerte palestina. El cículo se cierra frente a la vieja ceguera de la memoria. Al abrirse, el cielo azul de Manhattan sigue gobernando la pantalla de tv. Y estamos de duelo, nos dice -en sobreimpreso- el presidente De la Rúa.
Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.
jueves, 11 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
Tuve el infausto privilegio de escuchar el último discurso del Chicho por radio Magallanes en vivo y en directo. Con el aplomo y la serenidad de quien sabe que por delante sólo le espera la eternidad y la gloria. Con la dignidad de los que ha sido consecuente con sus ideas y sus actos. Que viva el Chicho, CARAJOOOO! Y que viva Victor Jara. No los olvidamos ni perdonamos a sus asesinos.
Terrorismo de ellos...
o terrorismo el DE ellos...
Hace unos meses atrás vi unas películas de Hiroshima y Nagasaki...
El dolor, el horror, la bronca de que (casi) todos compremos una historia de vencedores...
Después vi algunos documentales: de Vietnam, de Allende, hasta el de Chávez...
Y otra vez el dolor, la impotencia, la bronca, el desconcierto...
Y así gira la rueda, y nosotros en ella.
Hasta pronto. Viviana
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