Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.

jueves, 15 de octubre de 2009

PETEPERIODISTAS (R)

¿Quién se la toca a quién? Esta frase ha sido durante años el caballito de batalla del correcto relator futbolístico Walter Nelson (TyC). Una semiobscenidad al comenzar cada partido, que a nadie le ha parecido mal hasta el momento. Y está bien. Es personal. Hasta creativo.

1 – Prevenciones. Por eso antes de entrar en materia es necesario sincerarse. Los que miran y escuchan diariamente las cursilerías de Tinelli, de Rial, de Viviana Canosa, de Avilés, de González Oro, de Etchecopar, de Jorge Corona. Un ejército de guarangos de todo calibre, entre culos, tetas, apelaciones directa al sexo y situaciones más que explícitas. Nada de insinuaciones. Procacidad pura con complicidad de una enorme legión de señoritas que compiten para ver cuál es más guasa. Nazarena Vélez es la más, aunque le pisan los talones. Nada nuevo por cierto. Y más de 30 de rating en la columna del mal gusto y la grosería al cohete. Sólo para escandalizar a quienes les encanta ser escandalizados. Y después te mandan mails diciendo “¿Escuchaste a Tinelli, viste a la Francese? No se puede creer…”. Sí se puede. Es nuestra Argentina desde hace tiempo.

2 – En el párrafo anterior la clave es “al cohete”, es decir, toda esa banana cursi no tiene sentido más que embolsar dinero a costa de la grosería. Ahora, una puteada es otra cosa. Por eso, los mismos que fornican radialmente con Oro o por TV con Tinelli no aceptaron que D’Elía dijera “blanco de mierda”. Eso sí que no. Porque ahí existe la intención. Se puede decir “negro de mierda” mil veces por día, pero no se puede retrucar desde la voz de un “villero”, que por otra parte maneja el español mucho mejor que cualquier informativista pedorro del actual terrorismo mediático. Ni que hablar de movileros semianalfabetos conducidos con la cucaracha en la oreja e incapaces de repreguntar. Ni siquiera de enhebrar una proposición aceptable.

3 – El periodismo deportivo argentino (desde anoche PETEPERIODISMO) tiene mucho que ver en esto. Como Nelson, también gastan guasadas cotidianamente. Son conocidas las apelaciones de Mariano Closs al tamaño del pene de algunos futbolistas (”tiene tres piernas, ¡una botella!, Don Niembraaa…) ¿O no es cierto? Pero es lo de menos. También se han embarcado en cuidarle la caja a la empresa, sobre todo los del multimedio monopólico. Y entonces nos asombramos cuándo (sin hilar muy fino) advertimos que relatores y comentaristas de un partido de la selección argentina, hacen fuerza para que pierda, con sus palabras y con sus silencios. Como ayer. Escuchar a Enrique Macaya Márquez a esta altura de su vida y de la nuestra es francamente una tortura. El relator Vignolo directamente está para el chaleco. Terminaron lamentando el triunfo argentino. Y rescatando fuera de contexto la voz de Verón (absolutamente respetable, pero la única) entre la ordalía de puteadas que sus compañeros -y no solamente Maradona- le dispensaron al periodismo con la clasificación al Mundial ya consumada. No por casualidad, los noticieros quitaron rápidamente las declaraciones del capitán Javier Mascherano, en línea con Diego, aunque sin apelación alguna a la fellatio. Igual fue contundente. “Ustedes jugaron en contra”, le dijo a un grupo de peteperiodistas que buscaban desesperadamente otra voz discordante para volver a sembrar la discordia, como hicieron cuando inventaron la pelea Diego-Bilardo, desmentida ayer dentro del campo y a viva voz entre insultos dirigidos solamente a peteriodistas. La TV no pudo pasarlas por alto.

4 – Maradona es como es. Lo toma o lo deja. Como él dice, no tiene grises. Pero uno sabe con quién habla. Es frontal, sin dobleces. Y siempre juega nacional. En todas las canchas de su vida. No puede decirse lo mismo de periodistas que ocultan y seguirán ocultando el verdadero motivo de esta guerra desleal que iniciaron contra el entrenador, un día después de la bendita foto. Y a quienes importa un bledo el término nacional.

5 – La foto es la que juntó abrazos y besos de Diego y Grondona con la presidenta de la Nación, el día que se anunció oficialmente el traspaso del fútbol a la órbita estatal y gratuita para los usuarios. Julio Blanck entró esa noche en la redacción de Clarinete y reiteró sus palabras previas a la desestabilización oligárquica de 2008: “Muchachos, seguimos en guerra. Ahora el blanco es Diego”. O sea, el blanco es el negro… Y allí fue el ejército de cagatintas (ahora tiragomas) del poder a destrozar como fuese, especialmente con cuestiones extradeportivas, la figura de quien ellos también ayudaron a convertir en un mito viviente, y que anoche los rempujó de parados, obteniendo una clasificación sumamente complicada, en medio del descreimiento y la mala onda general (ya a esta altura es sentido común) con que los medios manipulan a la desprevenida clase media, que les compra todos los artículos por el mismo precio. En otro tiempo, hubiera sido una noche de victoria y Obelisco. Más allá de jugar bien o mal. Que para jugar mal esta Messi, a quien nadie le cae ni lo manda a Barcelona. Debe ser porque él no salió en la foto.

6 – Algunos aportes estadísticos. En las eliminatorias jugadas en 1985, Argentina clasificó en el último partido, con un gol agónico de Gareca convertido con la rodilla. Fue una actuación desastrosa, festejada hasta el orgasmo por la prensa. Al año siguiente, Argentina ganó la Copa del Mundo en México, pese a que un mes antes el presidente Alfonsín estuvo a punto de echar a Bilardo por consejo de su asesor Osvaldo Otero (procesado años después como desguazador de Racing). El día que Diego levantó la Copa en el estadio Azteca, Alfonsín no estaba (único presidente ausente de este tipo ceremonias triunfales desde que tenemos recuerdo). Había enviado en su representación al ministro Conrado Storani. Un bochorno. Pero el plantel -con toda lógica- había declarado “persona no grata” al hoy prócer Alfonsín (el del punto final, la obediencia debida, la hiperinflación del 30 por ciento mensual, la guerra a los trabajadores, el plan austral, las felices Pascuas y el pacto de Olivos).

En las eliminatorias jugadas en 2001 rumbo al Mundial de Japón-Corea, Argentina llegó en primer lugar con varios puntos de ventaja, casi sobrando la parada y conviertiendo al equipo de Marcelo Bielsa en “gran favorito” de la prensa deportiva nacional (bah, liberal) para la contienda en Oriente. Una vez más, las predicciones fallaron. Hicimos la peor campaña desde el desastre de Suecia 58, nos eliminaron en primera ronda y todo el mundo pidió la cabeza de Bielsa, un tipo “demasiado intelectual”, según decían los mismos peteperiodistas que hoy lo ponen como ejemplo supremo de éxito por haber llevado a la selección chilena hasta el mismo lugar en que Maradona acaba de depositar a la argentina, es decir, a las puertas de Sudáfrica 2010. Porque recordamos que en las eliminatorias vale lo mismo el primer puesto que el cuarto, que no hay título de campeón ni se entregan trofeos.

7 – Un recuerdo. Corría el año 1983. Yo era cronista deportivo en el diario Crónica. Un día a River Plate se le ocurrió suplantar los reportajes post-partidos dentro del vestuario por una conferencia de prensa con dos o tres jugadores. Aquel periodismo no estuvo de acuerdo y lo consideró un cercenamiento a su libertad de trabajo. En la primera (y única) conferencia, con Labruna y Passarella en el estrado, alguien rompió el fuego con estas palabras: “Quiero preguntarle a (el marcador de punta) Gordillo…Cuando el vocero de prensa de River le dijo con sorna que Gordillo no estaba en la conferencia, todos los periodistas (menos el afamado Osvaldo Ardizzone) nos fuimos del lugar y no hubo conferencia. A la semana volvimos a los vestuarios. Ardizzone también. Era otro tiempo. Otros gobiernos, otros periodistas y otros códigos.

Epílogo – Diego es Diego y dice lo que piensa. Siempre fue así. Lo dice a veces brutalmente, es cierto, pero él es así. Un ex periodista como el que esto escribe se hubiese atrevido a escribirle una letra un tanto más eficaz para la conferencia de prensa post-triunfo en el Centenario. Algo como esto:

“Bueno. Sólo quiero decir que hemos conseguido el único objetivo que nos propusimos cuando tomamos el equipo: es decir, la clasificación al Mundial. Les agradezco infinitamente a todos los jugadores que integraron el plantel, al cuerpo técnico que me acompaña y a las autoridades de AFA que apoyaron el proceso. Quiero también especialmente dedicar esta victoria (después de 33 años en Montevideo…) a los hinchas que creyeron en nosotros. A los que vinieron hasta aquí para alentarnos y a los que se quedaron allá con igual entusiasmo. Debo decir, de todos modos, que hay un sector que no se merece ningún agradecimiento: es la prensa argentina. Que hizo lo posible por perjudicarnos, porque inventó mentiras internas, porque puso palos en la rueda a partir de mi abrazo con la presidenta Cristina. Son así. No van a cambiar. Muchas gracias. Buenas noches. Viva la Argentina!”

Esto lo hubiera dicho yo. Sí. Pero me hubiera muerto de ganas de rematar la pieza con el ya inolvidable…”sigan chupándola…”

Pero para eso hay que ser Maradona ¡Salud!

PD Queda claro que el periodismo argentino ya no existe, ni el deportivo ni ningún otro (como adelantó Néstor Contissa en una obra teórica imperdible (”Salven a Clark Kent”) que se utiliza como bibliografía en numerosas universidades donde se dicta la carrera de Ciencias de la Comunicación.

Periodismo ya no hay. Periodismo independiente (TyC, je) menos que menos. Quedan sí cronistas haciendo de mandaderos de sus patrones empresarios, sólo interesados en hacer caja a costa de lo que venga, así sea voltear a un entrenador de fútbol o a la propia Presidenta. De esos periodistas ortibas, carneros y buenos para nada, ya no queda ni el nombre.

Desde hoy: PETEPERIODISTAS (R).

Que sigan chupándola

7 comentarios:

Enrique Martín dijo...

La anécdota que se cuenta pertenece al año 1980 o 1981 (no al 83). Perdonen la amnesia.
Mono Gatica

Roberto dijo...

Buenas... mas alla de las operaciones de prensa que muy bien detallas en el post, en lo mas pedestre creo que JAMAS Diego será asimilable y obviamente por NEGRO... estoy cansado de escuchar a infelices de todo tipo, mediocres que no le ganaron a nadie, que malviven de un laburo miserable, que tienen horrores de ortografía, mandar la consabida y condenatoria "que queres con ese cabeza...", se creen superiores, vaya a saber uno por que. de manera que mas alla del desagrado o no que puedan producir las palabras del diez, lo prefiero muriendo con la de el, y creo que el mismo lo tiene claro, seria asi: se que me odian, se porque, de manera que hasta el fin sere lo que ellos odian. Yo particularmente odiaria que pretenda "legalizarse" para ser aceptado por tipos que estan enfermos de la cabeza. Pero Diego no lo hara... y eso los mata...
Saludos.
El vasco.

Anónimo dijo...

Que la recontra chupen todos!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que poder de sintesis, un genio Diego.-
Muy buena la nota mono, esclarecedora.-

ElOtroCampo dijo...

muy buena nota!!!! no conocia al blog! si no le molesta, me llevo la nota pal mio con su correspondiente crédito.
Saludos!
www.elotrocampo.blogspot.com

javi dijo...

http://img260.imageshack.us/img260/332/chupala.jpg

Ricardo dijo...

Excelente el post y el blog.

Se cansaron de contraponer a Verón con Maradona y la Bruja no le pegó ningún palo a Diego. Mintieron.

Si es cierto lo que dijo Maradona de Bilardo en 6,7,8 se vienen cumbres borrascosas en la AFA.

¡Saludos!

PD: Al Diego lo que es del Diego. Y lo que no sea de alguien, denmelo a mi... :P

Enrique Martín dijo...

Sergio Levinsky envió un interesante comentario para este post, pero el sistema no admite textos de más de 4.096 caracteres. Le rogamos que lo abrevie para poder publicarlo.