Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.
lunes, 4 de febrero de 2008
MISERABLES
La primera vez dudan y miran alrededor. Esperan que otro se mande primero. La segunda, sólo se fijan si hay un guardia cerca. Enseguida advierten que los guardias miran hacia arriba. Pasan la primera vez y también la segunda. La tercera es como que corresponde, nos lo merecemos. Entonces le cuentan la hazaña a todos sus conocidos. Son profesionales de corbata, empleados con look modernista, amas de casa que viajan a la peluquería o al dentista. En fin, la fauna que suele compartir (a regañadientes) los atestados subterráneos con todo tipo de laburantes (o desocupados). Los mismos que, cada vez que hay paro en una línea, o el convoy se detiene por cualquier causa, no dudan en pedir "la cabeza de los cabezas que no quieren trabajar, que ganan como 10 mil pesos -dijo radio 10- que nos hacen llegar tarde a todas partes a los que les pagamos el sueldo con nuestra plata (sic)". Bueno, esos. Cada vez que la puertita contigua a los molinetes queda abierta ADREDE para que el público se ahorre el viaje (y acaso para que sea más benévolo un día de paro), esos, los de la clasemierda que vota a Macri para que limpie (en todo sentido) la ciudad mientras aceptan que los esquilme desde el minuto uno.com, esos, se ahorran los 90 centavos. Es su revolucionario coraje de cada tarde. Su MISERABLE manera de vivir de arriba, porque jamás abrirían la puertita por cuenta propia. Como en todas las demás cosas.
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