Murió Massera.
El verdugo que personificó como nadie, hasta literalmente, un tiempo de torturar embarazadas mediante descargas eléctricas en la vagina y de arrojar jóvenes vivos desde aviones hacia el Río de la Plata.
Él y sus iguales lo hicieron. Otros, lo mandaron a hacer.
Todo -y solamente- para imponer un MODELO ECONÓMICO exactamente igual al que hoy, en democracia, nos propone una oposición política que lideran los mismos medios de comunicación que fueron serviles a Massera, siempre de la mano de la Sociedad Rural y de las corporaciones empresarias.
Ese y no otro fue el propósito de tanta sangre en manos de uniformados, pero surgida de la mente de una clase dominante que sobrevive y que hoy busca casi con desesperación alguien que le haga los mismos deberes, acaso con menos desprolijidad.
Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.
sábado, 13 de noviembre de 2010
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