Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese
gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por
las buenas y por las malas, que son las que quiero
incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y
de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y
las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos
obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas
(muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero
suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.
A las 12:40 del frío y nublado jueves 16 de junio de 1955 realizan su bautismo de fuego la Fuerza Aérea y la Aviación de la Marina de Guerra argentinas: 40 aviones oscurecen el cielo de Buenos Aires. Son 22 North America, 5 Beerchraft, 4 Gloster y 3Anfibios Catalina, que bombardean brutalmente a civiles indefensos en Plaza de Mayo y alrededores. El saldo de la trágica masacre suma más de 350 muertos (entre ellos los pasajeros de un trolebús repleto de niños) y unos 2.500 heridos. Luego del salvaje ataque los cobardes pilotos huyen hacia Uruguay, cubriendo de oprobio a las alguna vez gloriosas fuerzas militares que representan. Es el primer y único bombardeo a una ciudad abierta realizado en el mundo (es decir a una ciudad neutral, libre de guerra alguna o conflicto armado) con el agravante de haber sido realizado por sus propias fuerzas armadas. El increíble episodio tiene como único objetivo derrocar al presidente constitucional Juan Domingo Perón, propósito que los mismos uniformados de la antipatria concretarán tres meses después. Lo harán con el apoyo de la cúpula de la Iglesia Católica, la Embajada de los Estados Unidos, la oligarquía agroganadera nucleada en la Sociedad Rural, y el arco político opositor, integrado entre otros por la Unión Cívica Radical y los partidos Socialista y Comunista, todos ellos a contramano de la voluntad mayoritaria del pueblo trabajador. Todos montados en la posibilidad de destruir a un gobierno nacional y popular reelecto en las urnas y a un paso de cumplir diez años implantando medidas revolucionarias en materia de independencia económica, soberanía política y especialmente justicia social. Los sediciosos y su cría reinstaurarán luego en el país una administración liberal que destrozará la economía, seguirá persiguiendo impunemente, fusilando sin leyes y hambreando a los ciudadanos. A 55 años del genocidio, no se conoce que algún responsable haya sido condenado por la Justicia Argentina. Si alguien pretende ubicar cronológicamente un hecho violento fundacional en la segunda mitad del siglo 20 transitado por la Nación, ya conoce la fecha.
Escritor,periodista,docente.
Actual presidente de la Unión de Periodistas de Boxeo de la República Argentina (UPERBOX), cargo que ocupa por tercera vez.
Ex estudiante de Psicología en la UBA.Técnico Superior en Periodismo Deportivo.
Ex secretario de redacción de la agencia Diarios y Noticias (DyN), redactor de Crónica, La Prensa y La Razón, comentarista radial(Entre las sogas)y conductor televisivo de programas sobre boxeo(Boxing Club, por América Sports, junto a Osvaldo Príncipi).
Enviado especial a más de 100 peleas por título mundiales en la Argentina y en el exterior.
Autor literario: Narices Chatas (1993/2006),Abeja Negra (1999) y En este Rincón (2000).
Actual integrante de la comisión directiva del Círculo de Periodistas Deportivos Bs.As.
Ejerce la docencia periodística en:
Instituto Superior Crónica.
Círculo de la Prensa.
Instituto Grafotécnico.
Instituto ESBA.
Círculo de Periodistas Deportivos Bs.As.
Autor de los tangos Rosa y Gris, Un siglo de cartón, Frágil, La noche en Buenos Aires, Como flor sin luz y Los tres silencios (con música de Marcelo Saraceni).