A falta de argumentos políticos más contundentes, el noventa por ciento de la prensa argentina (gráfica, radial y televisiva) eligió hace tiempo el instrumento para intentar socavar al gobierno de Néstor Kirchner. Como los indicadores económicos (no ya los tildados de truchos sino los que agita la propia oposición) permiten que el mandatario y su esposa candidata hagan la plancha en el natatorio de la mediocridad liberal local -la de derecha y la de izquierda- hallaron en el revoltijo del viejo golpismo cagatintas un adjetivo interesante: "autoritario". Pues bien, desde hace tiempo Kirchner es autoritario. Porque levanta la voz, porque no concede entrevistas y porque critica a casi todos los cenáculos de poder, especialmente a las EMPRESAS PERIODÍSTICAS, esas que jamás hicieron una autocrítica sobre su complicidad con la sangrienta dictadura 76-83. Hasta el Ejército, através del general Balza, la hizo. Hasta la cúpula de la Iglesia Católica, en reiteradas ocasiones, la hizo. Los ahora multimedios no. Y por eso en numerosas escuelas de periodismo se comparan las tapas, los editoriales y las opiniones de los opinadores de ayer, con todo lo que ellos mismos ofrecen hoy. Pues nada nuevo. Sometimiento al establishment económico y privilegio de los propios intereses en desmedro de una Nación que desprecian salvo para esquilmarla con sus negocios turbios. Está todo bien, como dicen ahora, pero el adjetivo "autoritario" suena desafinado en el clarinete de un cuarto poder en imparable ascenso hasta el tercer o el segundo lugar, disputando hoy mediante su condición exclusivamente empresaria el liderazgo que siempre ostentó en nuestro país la familia judicial. ¿Por qué no se dan una vueltita por la realidad? Están "acusando" de autoritario a un hombre que alza la voz, que no da reportajes y que critica poque su investidura se lo exige. Lo están haciendo en un país donde SE ARROJABAN PERSONAS VIVAS DESDE LOS AVIONES AL RÍO DE LA PLATA Y DONDE SE TORTURABAN MUJERES EMBARAZADAS INTRODUCIÉNDOLES DESTORNILLADORES EN LA VAGINA. Claro que, para las empresas de prensa y muchos periodistas, aquellos no eran tiempos para ocuparse del autoritarismo. Ni siquiera para levantar la voz, ese crimen de lesa patria, según los actuales manuales de estilo.
Podría haber sido Tigregatica, porque a él le hubiese gustado más. Pero el apelativo de Mono lo definió por las buenas y por las malas, que son las que quiero incluir en este blog. Las buenas y las malas de antes y de ahora. Las mías y las ajenas. Las de nuestro país y las del mundo. Las que nos permiten vivir y las que nos obligan a hacerlo. En Dios creo, y en algunas personas (muertas y vivas) también. No demasiadas. Pero suficientes. Todos los demás, que paguen al contado.
miércoles, 22 de agosto de 2007
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2 comentarios:
Me pareció brillante su comentario sobre los medios de prensa en la Argentina y la oposición feroz que le hacen al gobierno, que no es extraordinario pero es el que votamos. Además, nadie parece recordar cómo estábamos hace dos, tres o cuatro años. Bah, los pobres sí lo recuerdan. Si todo lo que los medios dicen de Kirchner fuera cierto, hace rato que el gobierno hubiese caído. Y según las encuestas parece que está más firme que nunca. La prensa le habla a la gilada de clase media como yo. Salvo que yo ya estoy demasiado viejo como para comerme cualquier galleta. Siga así con su blog. Ya tiene un lector más.
Mario Canosa
Sencillamente, perfecto. Lo que uno quisiera leer o escuchar en alguna parte. Lo felicito.
Ángel Stillo.
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